El linfoma es un cáncer de linfocitos, que son glóbulos blancos que forman parte del sistema inmunitario.[1] Es el tipo de cáncer más común en los gatos. El linfoma se puede diseminar a muchas partes del cuerpo de un gato, siendo el tracto gastrointestinal la ubicación más común.[2] El linfoma intestinal requiere tratamiento veterinario, por lo que será importante que reconozca los signos de este cáncer y lleve a su gato a su veterinario para un diagnóstico.

Parte uno de dos:
Observando los síntomas en el hogar

  1. 1 Escriba cuando note los primeros síntomas. El linfoma intestinal felino progresa lentamente y los síntomas empeoran gradualmente durante uno a tres meses.[3] Saber cuánto tiempo han estado sucediendo los síntomas ayudará a su veterinario a diagnosticar con precisión a su gato.
    • Los síntomas del linfoma intestinal felino son imprecisos y ocurren con muchas otras enfermedades en los gatos.[4]
    • No se preocupe si el linfoma no viene inmediatamente a la mente cuando nota los síntomas. Su veterinario podrá hacer el diagnóstico.
  2. 2 Detecta una disminución del apetito. Curiosamente, una gran parte del sistema inmune de su gato se encuentra en el tracto digestivo. Cuando los linfocitos en el tracto digestivo de su gato se vuelven cancerosos, su gato experimentará malestar digestivo. Con el linfoma intestinal, su gato perderá su apetito.[5] Controle el apetito de su gato prestando especial atención a la cantidad (o la cantidad) que su gato come a la hora de la comida.
    • Además de comer menos, tu gato comenzará a perder peso. Disminución del apetito y pérdida de peso son dos de los signos más comunes de linfoma intestinal felino.[6]
  3. 3 Esté atento a los vómitos. En un gato con linfoma intestinal, los vómitos generalmente aparecen después de la pérdida inicial del apetito y la pérdida de peso.[7] Es otro signo común de este cáncer, que ocurre en aproximadamente el 50% de los gatos con linfoma intestinal felino.[8][9]
  4. 4 Busque cambios en la defecación de su gato. Observar las heces de su gato no suena muy agradable, pero puede ayudar a diagnosticar el linfoma intestinal. La defecación de su gato podría cambiar de diferentes maneras, incluyendo diarrea o estreñimiento. También puede ver tintes de sangre en las heces. Los cambios en la defecación son menos comunes que la pérdida del apetito, la pérdida de peso y los vómitos.[10]
    • Si su gato está estreñido, verá menos heces en la caja de arena.
    • La diarrea ocurre en aproximadamente el 30% de los casos de linfoma intestinal felino.[11]
  5. 5 Observe otros síntomas del linfoma intestinal. A veces, los gatos con linfoma intestinal felino comenzarán a beber y orinar más. También pueden desarrollar un abdomen hinchado. Otros gatos con linfoma intestinal pueden comenzar a comer objetos no comestibles, como papel o cartón.[12][13]
    • Comer objetos no comestibles se llama pica.

Parte dos de dos:
Obtener un diagnóstico veterinario

  1. 1 Haga que su veterinario realice un examen físico. El linfoma intestinal felino requiere un diagnóstico veterinario. Primero, su veterinario realizará un examen físico, prestando especial atención al abdomen de su gato. Su veterinario puede sentir agrandamiento de los ganglios linfáticos abdominales.[14] También pueden sentir ondas engrosadas de intestino y / o masas dentro de las paredes intestinales.[15]
    • El abdomen puede sentirse completamente normal, incluso si el linfoma está avanzado.[16] Su veterinario deberá realizar otras pruebas para diagnosticar el linfoma intestinal en su gato.
    • Su veterinario también escuchará el corazón y los pulmones de su gato.
    • Durante el examen físico, brinde a su veterinario un historial de los síntomas de su gato. Explique cuándo los notó, cuánto tiempo los ha notado y si han empeorado con el tiempo.
  2. 2 Permita que su veterinario tome muestras de sangre. Después del examen físico, su veterinario recomendará otras pruebas de diagnóstico. El análisis de sangre puede ser útil para diagnosticar el linfoma intestinal felino. Por ejemplo, su veterinario utilizará una muestra de sangre para evaluar a su gato por leucemia felina (FeLV) y el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV). Los gatos que son positivos para cualquiera de estos virus están en riesgo de desarrollar linfoma.[17]
    • Su veterinario también analizará el análisis de sangre de su gato para la anemia, que es la anormalidad más común en el trabajo de sangre en gatos con linfoma intestinal.[18] La anemia es una disminución de los glóbulos rojos.
    • Su veterinario también controlará la sangre de su gato para detectar niveles de vitamina B12 y ácido fólico. Los niveles sanguíneos de estos dos nutrientes se reducen comúnmente en gatos con linfoma intestinal.[19]
    • Las pruebas tiroideas también son útiles para descartar hipertiroidismo (glándula tiroides hiperactiva) como causa de los síntomas de su gato.[20] El hipertiroidismo puede causar vómitos, diarrea y pérdida de peso.[21]
  3. 3 Aceptar las pruebas de diagnóstico por imágenes. Las técnicas de imagen, como los ultrasonidos y los rayos X, también son útiles para diagnosticar el linfoma intestinal felino. Las radiografías abdominales ayudarán a su veterinario a identificar problemas intestinales, como el engrosamiento de la pared intestinal y obstrucciones. Las radiografías de tórax mostrarán si el linfoma se ha diseminado a los pulmones.[22]
    • Una ecografía abdominal mostrará engrosamiento de la pared intestinal y ganglios linfáticos abdominales agrandados.[23]
    • Su veterinario puede usar ultrasonido para tomar una muestra del tejido afectado para confirmar el diagnóstico. Esto se llama aspiración con aguja fina (FNA) guiada por ultrasonido. Un FNA es una colección de células tomadas con una aguja fina.[24]
  4. 4 Discuta las opciones para tomar una muestra de tejido. La forma más definitiva de diagnosticar el linfoma intestinal felino es con una muestra de tejido afectado. Esta muestra puede ser una biopsia (una gran pieza de tejido) o una FNA guiada por ultrasonido.[25] Su veterinario puede tomar una biopsia mediante endoscopia o cirugía. Cada procedimiento, que requiere anestesia, tiene sus ventajas y desventajas:[26]
    • La endoscopia es menos invasiva y más rápida que la cirugía, por lo que es una buena opción para gatos muy enfermos. Sin embargo, el tubo de endoscopia puede llegar solo a secciones limitadas de los intestinos. Además, la muestra tomada por endoscopia no será tan gruesa como la que se toma durante la cirugía.
    • La cirugía permite una muestra de tejido más grueso que puede analizarse más a fondo. Sin embargo, la cirugía es invasiva.
    • Discuta los pros y los contras de cada procedimiento con su veterinario para decidir qué procedimiento sería mejor para su gato.