El kiwi es una delicia sabrosa que, aunque es originaria de China, se cultiva en todo el mundo. Mientras que la fruta se disfruta mejor cuando está fresca, también puedes congelar tus kiwis si quieres guardarlos para otro día.

Parte uno de tres:
Pelando y cortando su Kiwi

  1. 1 Revisa tus kiwis para asegurarte de que estén maduros. Los kiwis pueden deteriorarse durante el almacenamiento, por lo que es importante conservarlos en las mejores condiciones posibles. Busque kiwis que estén completamente maduros, lo que significa que se deprimen ligeramente cuando se los exprime. Si un kiwi es duro, dale a la fruta algún tiempo para que madure antes de congelarlo.[1]
    • El tamaño de un kiwi no juega ningún papel en lo maduro que es.
    • Para madurar tus kiwis más rápido, colócalos dentro de una bolsa de papel.
  2. 2 Rebana el tallo de cada kiwi. El tallo de un kiwi se encuentra en la parte superior de la fruta y, por lo general, se ve como un pequeño parche de madera. Con un cuchillo de cocina, corte el tallo y la piel inmediata que lo rodea, revelando la fruta en el interior. Para conservar la mayor cantidad posible de kiwis, intente hacer su corte de menos de 0.25 pulgadas (0.64 cm) de grosor.[2]
  3. 3 Coloque una cuchara debajo de la piel de cada kiwi. Con el tallo eliminado, busque la costura donde el kiwi se encuentra con la piel. Tome una cuchara y empújela en esta costura con el lado curvo hacia afuera. El objetivo es levantar la piel, no sacar trozos del kiwi en sí, así que haz lo posible para evitar tallar la fruta.[3]
  4. 4 Gire la cuchara para despegar la piel. Cuando la cabeza de la cuchara esté completamente dentro del kiwi, lentamente gire el utensilio alrededor de toda la fruta. Esto hará que la piel salte, creando un espacio entre ella y el kiwi. Cuando hayas terminado, el kiwi debería deslizarse fuera de la piel con poco esfuerzo.[4]
  5. 5 Corta tus kiwis pelados en múltiples rebanadas. Para obtener los mejores resultados de congelación posibles, haga sus rebanadas de kiwi tan delgadas o gruesas como lo haría si las estuviera usando o las comiera hoy. Si aún queda algo de piel en su kiwi, pélelo ahora.[5]
    • Los kiwis enteros a menudo se hinchan y se rompen durante el proceso de congelación, un problema que las rodajas de kiwi no tienen.

Parte dos de tres:
Preparación de la bandeja del congelador

  1. 1 Cubra una bandeja para hornear con un pedazo de papel pergamino. Saque una bandeja plana o bandeja para hornear que sea lo suficientemente pequeña como para caber dentro de su congelador. Limpie la bandeja si es necesario, luego forre la línea con un trozo de papel pergamino o una envoltura plástica antiadherente.[6]
    • Busque papel pergamino en tiendas de descuento y supermercados.
  2. 2 Coloque sus rebanadas de kiwi en la hoja. Las rebanadas individuales no deben tocarse entre sí, pero puedes colocarlas increíblemente cerca para preservar el espacio. Si es necesario, extraiga bandejas para hornear adicionales para almacenar todas las rebanadas de fruta.[7]
  3. 3 Cubra los kiwis con azúcar blanco (opcional). Para preservar mejor el color y el sabor de las rodajas de kiwi, puede cubrirlas con una capa fina de azúcar blanco granulado estándar. Para hacerlo, toma el azúcar con los dedos y espolvorea sobre la fruta, dejándola extenderse uniformemente. Por cada 1 imp qt (1.100 mL) de rodajas de kiwi que tenga, planee usar aproximadamente 8 oz (230 g) de azúcar.[8]
    • En lugar de azúcar, puede usar un polvo conservante de fruta comprado en la tienda.
  4. 4 Cubra las rebanadas de kiwi con papel pergamino. Para ayudar a empacar la humedad, coloque una hoja de papel de pergamino o plástico antiadherente en la parte superior de las rodajas de kiwi. Presione sobre el papel para asegurarse de que no haya espacio entre él y la fruta. Si lo desea, envuelva toda la hoja en papel protector para cubrir cualquier orificio de ventilación adicional.[9]

Parte tres de tres:
Almacenando su Kiwi

  1. 1 Limpie una mancha en su congelador que sea lo suficientemente grande como para caber en su bandeja de horno. Trate de hacer que esta mancha sea lo más plana posible para evitar que sus rodajas de kiwi pierdan jugo o se caigan entre sí.[10]
  2. 2 Coloque sus kiwis en el congelador hasta que estén completamente congelados. Para rebanadas pequeñas de kiwi, se espera que el proceso de congelación tarde entre 4 y 6 horas. Para rebanadas más grandes, puede tomar hasta un día o, en algunos casos, incluso más. Retire la bandeja cuando los kiwis estén firmes y no se depriman cuando se los aprieta.[11]
    • Para acelerar el proceso de congelación, retire tantos elementos de su congelador como sea posible.
  3. 3 Transfiera los kiwis a una bolsa apta para el congelador. Para el almacenamiento a largo plazo, los kiwis deben permanecer en un contenedor con la menor exposición posible al aire. La solución más económica es colocar las rebanadas dentro de una bolsa apta para el congelador, expulsar el exceso de aire con las manos y sellar la bolsa. Para una solución mejor pero más costosa, intente ejecutar sus rebanadas a través de un dispositivo de sellado al vacío.[12]
    • Dado que ahora son firmes, ya no es necesario evitar que sus kiwis se toquen.
  4. 4 Guarde sus rebanadas de kiwi en el congelador por hasta 12 meses. Coloque una etiqueta en su contenedor de kiwi con la fecha de congelación inicial de la fruta, luego colóquelo en cualquier lugar dentro de su congelador. Las buenas rodajas de kiwi deben durar hasta 1 año, pero examine la fruta todos los meses para verificar si hay moho y podredumbre.[13]
  5. 5 No descongele sus rebanadas de kiwi antes de usar. Cuando se descongela, las rodajas de kiwi congelado a menudo se vuelven blandas e indeseables. Para evitar esto, use sus rebanadas de kiwi como ingredientes batidos, ablandadores de carne, guarniciones y otros elementos de cocina que funcionan bien cuando se congelan.[14]
    • Para los platos donde es necesario el kiwi derretido, como la gelatina, hierva la fruta antes de usarla para evitar que sus enzimas cambien.