Cultivar sus propios cristales puede ser un proyecto divertido, pero la mayoría de los cristales tardan mucho tiempo en crecer y requieren una paciencia extrema. Afortunadamente, la sal de Epsom (cloruro de magnesio) se puede utilizar para formar cristales hermosos e intrincados en tan solo unas pocas horas. Este es un gran proyecto para hacer en casa o para una feria de ciencias y requiere muy pocos suministros.

Parte uno de tres:
Hacer una solución saturada

  1. 1 Calienta un poco de agua. Puedes calentar el agua en la estufa, pero no la pongas a hervir. También puede simplificar este paso utilizando agua caliente del grifo.[1] Si el agua del grifo no se calienta demasiado, puede calentar el agua por microondas durante 45 segundos.[2] El agua debería estar casi hirviendo.
    • No hierva el agua sin la supervisión de un adulto.
    • Pruebe el experimento con 1 taza (240 ml) de agua.
  2. 2 Agregue sal de Epsom al agua. En un tazón grande, agregue la sal de Epsom en una proporción de 1: 1 al agua. Esto significa que por 1 taza (240 ml) de agua, agregará 1 taza (240 ml) de sal de Epsom. Esto permitirá que la solución se sature por completo. Notarás que una pequeña cantidad de sal de Epsom permanece en el fondo del recipiente sin disolver.[3]
    • Las sales de Epsom no reaccionarán con las ollas tradicionales ni revolverán de ninguna manera significativa.
  3. 3 Revuelve la solución. Debe agitar la solución durante aproximadamente dos minutos. Esto permitirá que se disuelva tanta sal como sea posible. Si disuelves muy poca sal, los cristales no se formarán correctamente.[4]

Parte dos de tres:
Creciendo los Cristales

  1. 1 Enfríe la solución. Coloque la solución en el congelador por diez minutos. Esto permite que la temperatura de la solución caiga rápidamente durante los primeros minutos. Esto preparará la solución para entrar en el refrigerador y generalmente producirá mejores cristales.[5]
  2. 2 Deja la solución durante la noche. Coloque la solución en el refrigerador y déjela durante la noche. Dos cosas sucederán En primer lugar, la disminución de la humedad en el refrigerador permitirá que parte del agua se evapore del contenedor. En segundo lugar, la temperatura más fría obligará a las moléculas de agua a contraerse y acercarse. Esto deja menos espacio en la solución para las moléculas de sal y las fuerza a unirse como un sólido (cristales).[6]
    • Puede dejar el tarro cubierto o descubierto mientras está sentado. Solo asegúrate de no volcarlo.
  3. 3 Verter el exceso de líquido. Cuando retire la solución al día siguiente, vierta el exceso de líquido de inmediato. Tenga cuidado de no alterar ningún cristal que se haya formado. Si permite que los cristales permanezcan en el agua, se volverán a disolver a medida que el agua se calienta.[7]

Parte tres de tres:
Observando y ajustando los resultados

  1. 1 Observa los cristales. Una vez que haya vertido el exceso de líquido, puede mirar sus cristales. Si haces el experimento más de una vez, o en contenedores múltiples, notarás que todos los cristales tienen una forma y estructura similares. Esto se debe a que los mismos productos químicos (en este caso, magnesio y cloro) siempre formarán el mismo tipo de cristal.[8]
  2. 2 Pruébalo con colorante para alimentos. El cloruro de magnesio forma un cristal blanco. Si desea observar cristales coloridos, intente agregar colorante alimentario a la solución. También puede agregar pinturas de acuarela para un toque de color.[9]
  3. 3 Deje la solución más tiempo. Los cristales de la noche a la mañana son una excelente manera de que los niños comiencen con un experimento de ciencias. Si desea dar un paso más, deje los cristales en el refrigerador durante varios días o más. Esto les permitirá más tiempo para crecer y dar como resultado cristales más grandes y desarrollados.[10]